La jugada se venía elaborando desde hace tiempo. Los dos mejores jugadores se encontraron en la mitad del terreno y, como sólo ellos pueden, concretaron la maravilla. Él, un goleador de pura raza y ella una guerrera de la mitad de la cancha. Una década juntos les bastó para conocerse y saber qué reacción tendría cada uno ante los embates del rival.
Recuerdo que fue el partido más largo en toda la vida de los seres humanos en esta tierra. Cerca de doscientos setenta días, es decir seis mil cuatrocientas ochenta horas, una jugada de trescientos ochenta y ocho mil minutos con posesión de la pelota.
Cada mañana me levantaba pensando qué estaría pasando y me enganchaba a un medio de comunicación para saber cómo continuaba la historia. Así fue que me enteré que a mediados del año 2007 él hizo una jugada magistral que dejó a todos boquiabiertos. Cuando esto llegaba a oídos de la gente común, ningún gesto podía esbozar menos que una sonrisa y una alegría inmensa e imposible de contener. Sin embargo fue ella la que se adueñó de la cancha y trasladó el balón durante nueve meses. Sí, nueve meses encarando y superando las trabas del rival más complicado que se ha visto en un terreno de juego: el destino.
Uno puede contar las diferentes situaciones que se fueron encontrando, pero sólo ellos, en lo más recóndito de sus corazones, saben la verdad de lo duro que fue el encuentro en determinados momentos. Es cierto que contaron con la ayuda de dos grandes que, desde el cielo aportaron más de lo que nos podemos imaginar, pero fueron ellos los que gestaron la mejor jugada de toda la historia y un ocho de marzo de 2008 sintetizaron: EL GOL DE SU VIDA.
Recuerdo que fue el partido más largo en toda la vida de los seres humanos en esta tierra. Cerca de doscientos setenta días, es decir seis mil cuatrocientas ochenta horas, una jugada de trescientos ochenta y ocho mil minutos con posesión de la pelota.
Cada mañana me levantaba pensando qué estaría pasando y me enganchaba a un medio de comunicación para saber cómo continuaba la historia. Así fue que me enteré que a mediados del año 2007 él hizo una jugada magistral que dejó a todos boquiabiertos. Cuando esto llegaba a oídos de la gente común, ningún gesto podía esbozar menos que una sonrisa y una alegría inmensa e imposible de contener. Sin embargo fue ella la que se adueñó de la cancha y trasladó el balón durante nueve meses. Sí, nueve meses encarando y superando las trabas del rival más complicado que se ha visto en un terreno de juego: el destino.
Uno puede contar las diferentes situaciones que se fueron encontrando, pero sólo ellos, en lo más recóndito de sus corazones, saben la verdad de lo duro que fue el encuentro en determinados momentos. Es cierto que contaron con la ayuda de dos grandes que, desde el cielo aportaron más de lo que nos podemos imaginar, pero fueron ellos los que gestaron la mejor jugada de toda la historia y un ocho de marzo de 2008 sintetizaron: EL GOL DE SU VIDA.
Hoy se cumple el primer año de la maravilla y, a pesar de que aún es muy pequeño y no sabe leer, se que tus papis te van a hacer legar esto:
Ahijado, son lo más lindo que me pasó en la vida…. Gracias por venir a hacerme feliz… Quiero que sepas que podes contar conmigo para lo que quieras… Siempre voy a estar para escucharte, contenerte, enseñarte y aprender cosas con vos…. Te amo mucho… Tu padrino…
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